Publicado el 23 de Septiembre de 2011 fte. el argentino.com
La participación femenina en el mercado laboral es del 34,2%. El documento señala también la problemática de la “doble jornada”.
Si bien en la última década se ha logrado bajar las cifras de desempleo y precarización laboral en el país gracias a la reactivación económica, la incorporación de mujeres al mundo del trabajo continúa marcada por fuertes desigualdades, entre ellas, la discriminación salarial y la segregación ocupacional: ellas siguen concentrándose en sectores específicos considerados “femeninos”, de pocas horas semanales, malas condiciones y en puestos de menor jerarquía. Así lo reveló el informe “Género en cifras: mujeres y varones en la sociedad argentina”, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se presentó ayer en la sede de la ONU y cuya conclusión fue contundente: “El principal rezago de las mujeres en nuestro país es una división sexual del trabajo que continúa favoreciendo a los varones.”
Además de trazar esta tendencia general, el informe reveló que en algunas variables se evidencia un retroceso significativo. Mientras en 1999 las mujeres ocupaban un 37,1% de los puestos directivos, diez años más tarde esta participación se redujo al 34,2%. Y en lo que respecta a los cargos de baja productividad, prácticamente no hubo cambios: pasó del 46,2% a un 46,5% en toda una década.
Según el informe, esta desigualdad se basa en un proceso con dos tiempos dispares. La participación de las mujeres en el mercado laboral crece significativamente (según datos de 2006, siete de cada diez mujeres entre 35 y 44 años trabajan de forma remunerada), pero no se ven modificadas del mismo modo las expectativas sociales sobre ellas en torno a los cuidados familiares y domésticos, alimentándose así la “doble jornada femenina”. “Estas tensiones son sin duda sufridas de manera más intensa entre los grupos de mayor vulnerabilidad, que dependen exclusivamente de la familia y el estado para resolver las necesidades de cuidado”, explicaron los investigadores.
En un sentido contrario, el PNUD reveló que los logros de las mujeres argentinas en materia educativa sí fueron notables, superando ampliamente a los hombres. Las mujeres asisten en un 30% más que los varones tanto al nivel terciario como universitario. En consecuencia, hoy el país cuenta con un 50% de investigadoras, según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Sin embargo, esta paridad se modifica a medida que se incrementa los escalafones principales y superiores. En ese caso ellas abarcan sólo el 29,6% y el 17,6% de esos cargos, respectivamente.
Otro dato es la proporción de mujeres en el Estado, a partir de la ley de cupo femenino. En 2009, el Congreso era una de las cinco legislaturas con mayor proporción de mujeres del mundo, por delante de muchos países europeos. <
Además de trazar esta tendencia general, el informe reveló que en algunas variables se evidencia un retroceso significativo. Mientras en 1999 las mujeres ocupaban un 37,1% de los puestos directivos, diez años más tarde esta participación se redujo al 34,2%. Y en lo que respecta a los cargos de baja productividad, prácticamente no hubo cambios: pasó del 46,2% a un 46,5% en toda una década.
Según el informe, esta desigualdad se basa en un proceso con dos tiempos dispares. La participación de las mujeres en el mercado laboral crece significativamente (según datos de 2006, siete de cada diez mujeres entre 35 y 44 años trabajan de forma remunerada), pero no se ven modificadas del mismo modo las expectativas sociales sobre ellas en torno a los cuidados familiares y domésticos, alimentándose así la “doble jornada femenina”. “Estas tensiones son sin duda sufridas de manera más intensa entre los grupos de mayor vulnerabilidad, que dependen exclusivamente de la familia y el estado para resolver las necesidades de cuidado”, explicaron los investigadores.
En un sentido contrario, el PNUD reveló que los logros de las mujeres argentinas en materia educativa sí fueron notables, superando ampliamente a los hombres. Las mujeres asisten en un 30% más que los varones tanto al nivel terciario como universitario. En consecuencia, hoy el país cuenta con un 50% de investigadoras, según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Sin embargo, esta paridad se modifica a medida que se incrementa los escalafones principales y superiores. En ese caso ellas abarcan sólo el 29,6% y el 17,6% de esos cargos, respectivamente.
Otro dato es la proporción de mujeres en el Estado, a partir de la ley de cupo femenino. En 2009, el Congreso era una de las cinco legislaturas con mayor proporción de mujeres del mundo, por delante de muchos países europeos. <
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